Hoy, 30 de noviembre, se celebra el Día Nacional del Mate, un reconocimiento a la infusión nacional, fecha establecida en honor al nacimiento del caudillo Andrés Guacurarí y Artigas, más conocido como “Andresito”.
Esta infusión fue utilizada originariamente por los indios guaraníes en la zona que hoy ocupan las provincias de Vera (Paraguay), Guairá (Brasil) y Misiones (Argentina). Desde siempre, formó parte de la alimentación básica del pueblo guaraní, constituyó un pilar económico de esa sociedad y sirvió como un código de sociabilidad hacia otras comunidadesquienes utilizaban la yerba mate. Rápidamente se extendió a todo el país y zonas de injerencia, Uruguay- también perteneciente ak Río de la Plata- es de los principales consumidores de la bebida.
En cada zona tiene sus variantes; se toma con agua fría (tereré) en las zonas de mucho calor, caliente o tibio, amargo, dulce y algunos le ponen café o cascaritas de cítricos. Desde hace algún tiempo se ha diversificado y las elaboradoras de yerba mate lazaron al mercado variantes saborizadas con muy buena aceptación.
A continuación dejamos una oda al mate, de autor desconocido, que explica el acto social (y emocional) de esta infusión en nuestra cultura
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate.
Es la sinceridad para decir: "¡Basta, cambiá la yerba!"
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente no?"
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "gracias". al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir