Aunque la torta frita es parte de la identidad de los bocados típicos de Argentina y Uruguay, su verdadero origen es alemán, como otra cantidad de recetas de la pastelería más popularizada. Se cree que llegó al Río de la Plata de la mano de inmigrantes españoles y árabes.
Los árabes habían tomado esta receta durante su tiempo en Europa y el vocablo fue traducido al español como “masa frita”. Posteriormente, la costumbre fue llevada a algunos sectores de América de la mano de los inmigrantes que arribaron.
En Alemania estas pequeñas tortas se conocen como Kreppel; por eso en los lugares latinoamericanos que tienen una gran colonia aleman (en las afueras de Bs As o Entre Ríos) se conocen con ese otro nombre.
La tradición de hacerlas y comerlas fundamentalmente cuando llueve, se remonta a la época de la colonia; se dice que en aquella época se elaboraban con el agua de la lluvia y con ella unían la masa. Hoy sigue siendo un bocado que la lluvia evoca su preparación, siempre acompañadas de un buen mate.