Nápoles es un nuevo espacio sobre la revitalizada Av.Caseros, a metros del Parque Lezama. Decir que es un restaurante quedaría muy acotado ya que el concepto excede ampliamente a la comida. Nápoles irrumpe como una propuesta arriesgada, que invita al paladar pero sobre todo a la vista, a un viaje al pasado, a bucear por objetos olvidados e imponentes, en un ambiente diferente a todo lo conocido en Buenos Aires.
Desde gastronomia.com hablamos en exclusiva con el propietario de este novedoso espacio, Gabriel del Campo
¿Cómo nace este ecléctico espacio?
Surge tras varias cosas, tiene una raiz de mucha mezcla. Nápoles sobre todo el los años 50 y 60 era un lugar al que iban europeos ricos que descubrían el sur deI Italia; entonces en un bar de aperitivos te encontrabas con un inglés en Jaguar y con un tano quie venía con el burro desde el pueblo. Esa mezcla siempre me pareció fascinante aún para la comida, que pudiera convivir el producto noble y simple con autos y cosas valiosas y que cualquiera entrara.
Te inspiraste en esa época y lugar para dar forma a Nápoles
Pese a lo que es el lugar los precios son muy normales, para que venga desde un tipo que esta en la oficina y que labura, hasta alguien que sale y quiere ver un lugar distinto. Para mí el reino de Nápoles desde su origen siempre tuvo una mezcla de exageración, kitsch ese desnfreno casi exultante.
¿Qué nos podés contar respecto a esta otra parte que excede los platos y tiene que ver con las antiguedades?
Mi trabajo fundamental durante mucho tiempo y todavía sigue siendo el de anticuario, pero en medio de las antiguedades nos divierte vender camperas viejas que traemos de Los Ángeles y por ahí sacarle un poco lo presuntuoso al mundo de las antiguedades, que las cosas estan fuera de escala, son dificiles de poner en una casa pero te gustan y te conmueven, comercialmente me hubiera ido mucho mejor si fueran cosas que irían para un departamnento, acá todo es gigante, dificil de vender pero a mí me provoca emoción y parece a que alguna gente también .
Convocaste a un batender muy destacado, Sebastián Atienza, dándole un lugar central a la barra
Sebastian este año es embajador para Campari en el mundo con lo cual tambien de alguna manera esas marcas italianas se ligan muy bien con toda esta mezcla. Campari ha sido sponsor de autos de carrera en el mundo y también tiene esa mezcla del aperitivo en una playa sofisticada y del tiopo de que lo toma en su casa en un pueblo antes de comer algo simple y rico. O sea que él también entendió esto, le divirtió esta idea y por eso esta acá a cargo de la barra.
¿Qué expectativas tienen después de esta inauguración ansiada?
Dejamos que fluya, en algún momento pensamos que en el bar iba a ser preponderante con respecto al restaurante o que la gente joven iba a prepoonderar pero la verdad que no, es una mezcla muy linda, la gente se acostumbró a venir con sus perros, viene gente grande, turistas. Aspiramos tener un poco a esa mezcla del ser humano mas en estado más puro, no fashion, no ligada a la moda que vengan todos a comer rico y a tomarse un buen trago a la barra, nada más que eso.
