En la Argentina además de vacas hay búfalo. Armando Cadoppi cría su variedad Mediterránea, derivada del búfalo de agua, en el establecimiento La Filiberta, en Ibicuy, sobre el delta entrerriano. La elección de la zona no fue azarosa, son terrenos ideales para este ganado, y además convierte en productivas tierras anegadas.
Con este desarrollo sustentable, se logró un objetivo importantísimo para la región. El Delta —cuenta Armando— es un gran valle de inundación por el que se escurre más del 25% del agua de Sudamérica, representa el 23% de la superficie de Entre Ríos y se extiende por la jurisdicción de tres provincias, Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe. Este humedal único es fundamental para la purificación del agua que llega al Río de la Plata, que luego se potabiliza y consumen casi 20 millones de habitantes, y para mitigar el impacto de las grandes inundaciones o los desbordes de los ríos como el Luján o el Areco (al extenderse en el Delta, no se ven excesivamente afectados los territorios colindantes).
Debido al cambio climático y a las significativas variaciones del uso de los suelos, serán cada vez más recurrentes las intensas lluvias, las inundaciones, y mayores los daños y personas afectadas. Por eso, para preservar el Delta, promover el arraigo isleño y fortalecer a las comunidades que desde hace varios lustros se están empobreciendo, es imprescindible impulsar el desarrollo sustentable en el humedal.
En este sentido, la gastronomía y sus referentes pueden contribuir —y mucho— a proteger la zona y desarrollar su inmenso potencial productivo. La cría de búfalos, al igual que la forestación, las pecán, la pesca y la apicultura pueden convertir el Delta en una región pujante. El objetivo es preservar la biodiversidad de una región única, favorecer el traspaso de la tradición isleña de generación en generación y promover el desarrollo de los productores y las comunidades locales.
Armando Cadoppi es proveedor de CARNE, la hamburguesería gourmet de mauro Colagreco, ha incursionado en hamburguesas de búfalo como edición especial.
En La Filiberta reproducen el hábitat natural del búfalo, con campos bajos, arroyos y esteros en los que agua circula de manera permanente. Los búfalos de La Filiberta se crían así en las pasturas fértiles del delta entrerriano, en plena libertad, con una alimentación natural, propia de esa zona privilegiada. El suelo sin contaminantes permite obtener una carne roja, tierna, sabrosa, con un alto valor nutritivo, sin excesos de grasa, y con un sabor único.