En una convocatoria masiva a los medios de prensa los empresarios afectados de los 43 locales del Polo gastronómico de Alicia Moreau de Justo alzaron su voz acompañados por la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés. “No necesitamos más oídos a nuestros legítimos reclamos, sino soluciones urgentes del estado”, resaltó la presidente de la Cámara de Restaurantes Verónica Sanchez. La directiva estuvo acompañada en el uso de la palabra por Camilo Suárez, presidente de la AHRCC, Carlos Yanelli, secretario de la Cámara de Restaurantes y los empresarios gastronómicos de Puerto Madero: Eduardo Aguirre y Ricardo Fernández.
En el marco de un importante salón de eventos de uno de los locales en Alicia Moreau de Justo y en presencia de numerosos empresarios afectados por las obras en la zona, los medios de prensa pudieron comprobar de primera mano las dificultades en el acceso a estos restaurantes que se encuentran bloqueados por el avance de la obra pública. Esta situación insostenible, que los coloca entre la espada y la pared, y al borde de iniciar despidos masivos y cierre de locales por falta de clientes es producto de la imposibilidad de ingresar normalmente a la zona.
Actualmente los accesos al sector norte de los restaurantes se han reducido de 14 alternativas a sólo una. Se trata de un carril por Macacha Güemes. Se han ido cerrando también los ingresos por Antártida Argentina, Viamonte y Corrientes. En el sector sur el panorama no es mucho mejor. Aunque quedan algunos, los accesos también se han restringido drásticamente. Alicia M. de Justo, desde Moreno hacia Córdoba, tiene apenas un carril habilitado para circular.
Las autoridades que presidieron la reunión destacaron la firma de un petitorio en donde se tratan los puntos más conflictivos entre los cuáles la crisis de consumo es sólo el inicio de la debacle que solo empeoró con el plan de obras del “Paseo del Bajo”. El apoyo expresado por los empresarios a las mejoras en la zona se ha tornado primero en molestia y actualmente en reclamo por la segura pérdida de puestos de trabajo de cientos de familias -entre puestos directos e indirectos- que se encuentran ociosos ante la limitación de la clientela. Mientras tanto el comerciante continúa soportando una alta presión impositiva y cumpliendo todas las múltiples obligaciones que por ley debe atender frente al estado y a sus trabajadores.
El descontrol en el tránsito vehicular producto de la intervención estatal y la desaparición de las plazas de estacionamiento en todo el corredor gastronómico están condenando a los comercios a un final anunciado que se ocupan de denunciar ante la pasividad de las autoridades de la ciudad.