Cervezas, vinos, helados, facturas, hamburguesas; prácticamente todo lo relacionado a la gastronomía se puede encontrar en su versión artesanal, orgánica o natural. Ya sea se trate de una moda, de esnobismo, de gusto o de real preocupación por consumir alimentos y bebidas más sanos, la tendencia va en aumento y cada vez es mayor la oferta de este tipo de productos.
Consumir alimentos sin colorantes, ni conservantes y en lo posible orgánicos (libres de aditivos químicos); no hacerlo con aquellos que vienen prefritos, enlatados y en plásticos. Son solo algunas premisas de quienes se están volcando –o lo han hecho hace mucho tiempo- hacia una alimentación que promete ser más saludable.
El debate -del cual participan nutricionistas, químicos, médicos de distintas ramas y hasta catadores- acerca de cuán cierto es que los productos caseros/artesanales/orgánicos/ecológicos son más sanos que los industriales parece interminable, como así también las voces a favor y en contra. Pero más allá de esto, la realidad es que es un mercado en amplio crecimiento, al punto tal que grandes bodegas, cervecerías, panificadoras y multinacionales alimenticias han lanzado sus líneas “artesanales” o “caseras” intentando conquistar a ese público.
Pastelería artesanal, un sabor distinto y único
Sandra Solano es la maestra pastelera de SashaPastelería, un coqueto local especializado en pastelería francesa ubicado en el elegante barrio de Recoleta, Ciudad de Buenos Aires. Ella es bien clara y taxativa cuando de cocinar artesanalmente se trata: “Te aseguro que con saber un poco ya te das cuenta cuando es 100% artesanal”, afirma.
La diferencia sustancial entre la pastelería y panadería industrial y la artesanal está en el cuarteto compuesto por ingredientes- -amasado-fermentado-cocción. Solano asegura que en Sasha no usan premezclas, ni conservantes, ni polvos químicos o colorantes porque “más allá de si es más sano o no, consideramos que es mucho más rico y sabroso, por caso, hacer una crema pastelera con yema de huevos que traemos especialmente de una granja antes que hacerla con unos polvos preparados. Lo mismo sucede con el amasado, que preferimos hacerlo a mano con cada uno de nuestros panes, empanadas y tartas, porque les da otro sabor. Por supuesto que lleva mucho más trabajo y tiempo, pero estamos convencidos de que la gente lo nota y por eso tenemos una clientela fiel desde hace muchos años”, explica.
Las cervecerías, un caso testigo
¿Cuántas cervecerías artesanales abrieron, solo en la Ciudad de Buenos Aires, en los últimos 5 años? Basta con caminar por los distintos barrios para darse cuenta de que fueron muchos y de que cada vez hay más. Pablo Rebollini, uno de los dueños de Berna Brothers –cervecería artesanal ubicada en Colegiales- relata que “la diferencia entre una artesanal y las industriales es abismal; y eso va a pasar más allá de que consumas en nuestro local: son notablemente más sabrosas las primeras, y eso lo puede distinguir cualquier amante de la buena cerveza”, indica.
Comida casera es hecha en casa
En las antípodas de las cadenas de comida rápida, o las minutas fáciles y aceitosas que suelen encontrarse en cualquier gran ciudad, están quienes sirven platos con las famosas recetas “de la abuela”. Los amantes de estos sitios encuentran sabores y aromas que emanan de cocinas en las cuales cada plato es único y preparado para la ocasión.
Para serle fiel al concepto “casero”, muchos cocineros y chefs decidieron dedicarse a cocinar en las casas de quienes los contratan por noche o para eventos especiales, o bien recibir en sus propios hogares. Julio Lunghi, cocinero de “A Fuego Fuerte”, es un caso emblemático de esta modalidad: todos los fines de semana, previa reserva, recibe a unos 10 comensales en su mesa y sirve los platos que él mismo cocina. “Más casero que esto imposible”, afirma, y agrega que “la gente me dice que mi comida le trae recuerdos, o que tiene otro sabor distinto al de los lugares masivos. Lo real es que con pocos platos podés prestarle más atención, dedicarle más tiempo y dejar el curso ideal de cocción de cada ingrediente, sin la presión de sacar cosas como en una cadena de montaje”, reconoce.
En definitiva, ya sea que se trate de una moda o de algo que llegó para quedarse y se afianzará en los próximos años, la tendencia existe, con sus amantes y detractores, y los alimentos y bebidas orgánicos, ecológicos, naturales, caseros o artesanales están a la orden del día y cada vez suman más adeptos.